Tras estudiar las características que presentaban muchas personas longevas y saludables el Dr. J. Hitzig concluyó que, más allá de las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes.
Su experiencia le permitió formular un alfabeto emocional según el cual las conductas con “s” (serenidad, silencio, sabiduría, sabor, sexo, sueño, sonrisa...) promueven la secreción de serotonina y generan actitudes “a” (ánimo, amor, aprecio, amistad, acercamiento...).
En resumen, lo que el Dr. Hitzig viene a decirnos es que el buen humor es la clave para una longevidad saludable mientras que la “mala sangre” (mucho cortisol y poca serotonina) deterioran la salud, posibilitan la enfermedad y aceleran el envejecimiento.
La buena noticia es que, por suerte, podemos elegir...